El maravilloso sistema digestivo
Para poder entender como lo que comemos afecta a nuestro cuerpo, es importante entender cómo funciona el sistema digestivo. El sistema digestivo es el que se encarga de convertir lo que comemos en los tejidos que componen nuestro cuerpo, así que no se a vosotros, pero a mi me parece que es uno de los sistemas más fascinantes que tenemos.
El sistema digestivo consiste en un tracto gastrointestinal que viene a ser en palabras comunes un tubo que va desde la boca hasta el ano. Este tubo tiene tres capas:
- La primera capa es de mucosa, que tiene la tarea de proteger la pared interna del tubo y también sirve como lubricante para que la comida pase fácilmente.
- La segunda capa es la pared de células epiteliales, estas producen la mucosidad y además en el intestino se ocupan de hacer de “colador” para que solo los nutrientes pasen al torrente sanguíneo y el resto siga su camino para finalmente ser excretada.
- La tercera capa se llama músculo liso y tiene la función de mover la comida a través del tracto gastrointestinal, esto lo hace contrayendo el musculo. Esta contracción es involuntaria, la hacemos sin pensar en ello, son las contracciones las que generan los ruidos raros de la tripa.
Además del tracto gastrointestinal, también hacen falta los órganos necesarios para la digestión que son los siguientes: lengua, glándulas salivales, páncreas, hígado y vesícula biliar.
La comida viaja a través del tracto gastrointestinal, donde se desintegra totalmente, el cuerpo absorbe los nutrientes y todo aquello que no sirva se excreta.
Todo empieza con el olor y la vista
Aunque no lo creáis el proceso de digestión empieza cuando vemos u olemos comida, es un proceso cerebral, por esta razón cuando vemos anuncios de comida nos da hambre. Este comportamiento tiene toda la lógica del mundo porque en la naturaleza si viéramos u oliéramos comida seguramente la comeríamos. Los comportamientos más primitivos que tenemos no se inventaron teniendo en cuenta una tele con un anuncio de pizza o una panadería que huele a pan recién hecho que nos pilla de camino a casa. Como el cerebro no sabe de estas cosas y la comida en la naturaleza suele ser escasa, él se cree que has encontrado comida y hay que comer.
La boca
En el momento en que la comida toca nuestra boca, ya estamos digiriendo parte de esa comida. Para poder digerir los alimentos necesitamos unas moléculas llamadas enzimas, si queréis saber más sobre cómo funcionan estas moléculas podéis ir a la entrada Que son y para qué sirven las enzimas. En la saliva existe una enzima llamada amilasa que lo que hace es digerir almidones. Los almidones son carbohidratos de cadena larga que están presentes en alimentos como el arroz, la patata o papa o el pan.
Los dientes y la lengua se encargan de moler y de mezclar la comida dentro de la boca y la lengua finalmente se encarga de hacer presión para hacer bajar esa comida a través del esófago.
El estómago
Después de pasar por el esófago la comida llega al estómago, donde se mezcla con el ácido clorhídrico que desintegra la comida sobre todo las proteínas. El estómago secreta una enzima llamada pepsina que rompe las proteínas en trocitos de proteínas más pequeños llamados péptidos.
Intestino delgado
Una vez la comida se ha mezclado suficiente tiempo con las enzimas y el acido entonces pasa al intestino delgado. El intestino delgado es básicamente donde ocurre prácticamente toda la absorción de los nutrientes. Los nutrientes que vienen en la comida vienen en forma de grandes moléculas que realmente no podemos llegar y absorber, primero las tenemos que cortar en trocitos más pequeños para que la pared del intestino las deje pasar hacia el torrente sanguineo. Aquí en cuando entran en juego los órganos que os nombré anteriormente.
El hígado secreta bilis (que es guardada en la vesícula biliar) que es necesaria para la digestión de las grasas. Como bien sabéis la grasa no se mezcla con el agua, por está razón es necesario diluir esa grasa y ese es el trabajo de la bilis, la bilis se parece al jabón ya que disuelve la grasa y permite que se la lleve el agua.
El páncreas por su parte produce enzimas (podéis leer la entrada de enzimas aquí) que como os había dicho sirven para digerir la comida, la rompen en trocitos pequeños. El páncreas produce lipasa para los lípidos o grasas, amilasa para los almidones y proteasa para las proteínas (específicamente tripsina).
El intestino delgado también produce algunas enzimas como la sacarasa o la peptidasa. La sacarasa es la que rompe el azúcar (como el azúcar blanco) en dos moléculas distintas la glucosa y la fructosa. La peptidasa rompe péptidos (que eran trozos pequeños de proteína) en aminoácidos, los humanos necesitamos obtener 9 diferentes aminoácidos a través de la comida, así que son importantes. Gracias a las enzimas a estas alturas los nutrientes están en su forma más simple, la más pequeña y la pared del intestino es la que se encarga de dejarlos pasar al torrente sanguíneo. Vamos a ver más a fondo la pared del intestino para ver como se lleva a cabo la absorción.
La pared del intestino está hecha de unas células llamadas enterocitos que separa el interior del intestino del resto del cuerpo. Cada enterocito está pegado a otro enterocito gracias a unas uniones estrechas, que son unas proteínas que actúan como una costura entre enterocitos.
Cada enterocito tiene unas microvellosidades por encima que permiten que la superficie de contacto entre los nutrientes disueltos y el enterocito aumente muchísimo. Para que lo entendáis visualmente imaginaros que tenéis un muelle o resorte, en su estado normal el muelle mide a lo largo 10 centímetros, pero si lo estiramos es posible que llegue a medir 50 centímetros o más. Lo mismo pasa con el intestino, las microvellosidades son como las vueltas que tiene el muelle o resorte y si estiráramos completamente el intestino delgado mediría aproximadamente 5 metros (aunque puede variar desde 3 a 10 metros).
Esto está hecho así porque permite que en un espacio reducido pueda haber una superficie de contacto inmensa, de esta manera el sistema de absorción de nutrientes es más eficiente y efectivo.
Todo aquello que no sea un nutriente o no haya sido bien digerido pasará al intestino grueso. Aquí es donde la comida sin digerir se queda más tiempo, ya que aquí es donde se absorbe el agua y los minerales. También es el lugar donde las bacterias están de festín ya que todo aquello que nosotros no hayamos digerido es comida para ellas.
Aquí es donde se crearán los pedos ya que los pedos son gases creados por las bacterias cuando comen. Las bacterias cuando comen fermentan la comida y al igual que con la cerveza que al fermentar genera gas, nuestra comida sin digerir acaba convirtiéndose en gases. Además de producir gas las bacterias generan otras moléculas que son beneficiosas para los seres humanos, algún día hablaremos de este tema en profundidad.
Después de esto ya sabéis como acaba la historia, en el baño jajaja.
Espero que os haya resultado interesante la entrada y que hayáis aprendido algo nuevo, hasta otra, ¡bye!